El peligro oculto en nuestros bosques y jardines: la amenaza de la procesionaria del pino 🐛

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Con la llegada del invierno, la procesionaria del pino (Thaumetopea pityocampa) inicia su etapa más visible.
Esta plaga, conocida por su característico desplazamiento en fila, no solo afecta gravemente a los pinos y cedros, debilitándolos y haciéndolos más vulnerables a enfermedades y otros agentes nocivos, sino que también supone un riesgo para la salud.

En estas fechas, desde empresas especializadas en el control de plagas se están intensificando las campañas preventivas para mitigar su impacto en entornos urbanos y naturales. Estas acciones incluyen tratamientos fitosanitarios, la instalación de trampas y la concienciación ciudadana sobre la importancia de no manipular estas orugas, ya que sus pelos urticantes pueden causar reacciones alérgicas graves en personas y mascotas.

Daños en los árboles: La procesionaria se alimenta de las acículas de los pinos, y en infestaciones graves puede provocar la defoliación total del árbol.
Riesgo para la salud: Los pelos urticantes de la oruga contienen toxinas que pueden provocar desde irritaciones en la piel hasta problemas respiratorios severos en personas y animales. En los perros, el contacto con estas orugas puede derivar en necrosis en la lengua y graves complicaciones de salud.

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¿Cómo podemos actuar?​

Prevención: La instalación de trampas de feromonas ayuda a reducir la población de adultos antes de que pongan huevos.
Control biológico: El uso de depredadores naturales, como algunos pájaros insectívoros o murciélagos, puede ayudar a reducir la proliferación de la plaga.
Tratamientos fitosanitarios: Aplicaciones específicas pueden ser efectivas, siempre bajo supervisión de profesionales.
Eliminación controlada de los nidos: En algunos casos, se retiran manualmente los bolsones de seda donde se refugian las orugas.

👉 ¿Has detectado presencia de procesionaria en tu zona? ¿Cómo se está manejando la plaga en tu localidad?
 
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