El origen del rajado en la corteza de los cítricos se debe, en gran parte, a cambios bruscos en la temperatura del suelo y la ambiental que, incapaz de tolerar los cambios de estiramiento y compresión de la corteza, termina rajándose.
En etapas de altas temperaturas y baja humedad, tanto en el aire como en el suelo, la piel de los cítricos aumenta su tensión, estirándose y perdiendo su resistencia mecánica. Es en este momento cuando un cambio brusco de humedad (como una lluvia, por ejemplo), hace que el cítrico capte más agua de la que normalmente venía haciendo, provocando un engorde pronunciado de los frutos que pone al límite o incluso rompe la corteza del fruto, provocando el conocido como rajado, cracking o Splitting.
Por ello, una correcta nutrición del árbol, así como un manejo correcto de la fertirrigación y gestión de la carga de frutos reduce considerablemente esta fisiopatía muy común en los cítricos.